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Los mercados del ovino comenzaron a levantar

Da la sensación de que vendrán tiempos mejores para los dos principales productos del rubro ovino

Rafael Tardáguila
Rafael Tardáguila

Los pisos parecen haber quedado atrás para los productos del rubro ovino. El precio medio de la lana dejó atrás los mínimos que provocó la pandemia y la demanda por carne ovina comenzó a mostrar señales de recuperación. Da la sensación de que vendrán tiempos mejores para los dos principales productos del rubro.

En el caso de la carne, el motor —al igual que para la vacuna— es China. En 2022 la exportación de carne ovina sufrió el cimbronazo de la caída de la demanda china que se dio antes que para la vacuna. Ya en el primer semestre de 2022 se comenzó a advertir una desaceleración de su demanda, lo cual obligó a las plantas que trabajan con esta especie a buscar destinos alternativos en los que los precios no eran los mismos que en China durante 2021. Es así que comenzaron a aparecer nuevamente destinos que habían quedado de lado cuando China se llevaba prácticamente todo, fundamentalmente países del Medio Oriente y, como siempre, Brasil que es un cliente tradicional para este producto.

En 2022 no solamente se sufrió el impacto de la debilidad de la economía de China como consecuencia de su estricta política de cero Covid-19, sino que también hubo una buena producción doméstica de carne ovina en las provincias nórdicas del país que redujo las necesidades de importación. El piso de la demanda de China se observó a mediados del año pasado. Entre mayo y agosto China llevó menos de 400 toneladas mensuales de carne ovina. A su vez, luego de haber sido el destino de alrededor de 90% de la carne ovina exportada por Uruguay en muchos meses de 2021, cayó a alrededor de 30%.

Pero luego comenzó a levantar, primero en volumen y luego en el valor medio de exportación. Alcanzó un pico de más de 1.400 toneladas en diciembre (62% del total), con un valor medio que empezó a dejar atrás la tendencia a la baja que predominó hasta noviembre. De acuerdo con datos de Aduanas, las carcasas de cordero congeladas exportadas por Uruguay a China tocaron un piso de US$/k 3,5 en noviembre y diciembre y en enero comenzaron lentamente a levantar; en los primeros días de febrero el promedio supera los US$ 3,75 por kilo y, de acuerdo con lo informado por Faxcarne, los exportadores uruguayos están haciendo negocios en el entorno de los US$/k 4,5 en estos últimos días, los que comenzarán a aparecer en los registros de exportación en semanas venideras.

No es de extrañar, entonces, que el mercado de la carne ovina haya comenzado 2023 con firmeza. No solamente por la menor oferta —el pico siempre se da en diciembre, para las fiestas—, sino también por una mejora de la demanda china. El año pasado cerró con el cordero pesado cotizando en el entorno de US$ 2,85 el kilo carcasa y las últimas operaciones se realizaron en el eje de US$ 3,20, con flechita para arriba. La Asociación de Consignatarios de Ganado dijo en su reporte de precios de la semana pasada que hay “poca oferta” y “demanda firme” por carne ovina, lo que se refleja en la mencionada tendencia alcista para los precios.

La expectativa para este año, entonces, es que China logre acaparar una porción mayor de los embarques y que eso se refleje en mejores condiciones de comercialización de los ovinos a faena en el mercado interno.

En el caso de la lana el panorama luce auspicioso para las finas —de hasta 21 micras—, intermedio para las de 22-24 micras y con escasas posibilidades de recuperación para las lanas medias. Los productores de este último tipo de lanas tendrán una oportunidad de negocio mucho mejor en la producción de carne que en la lana. Pero, para los productores de lanas finas, las expectativas son bastante mejores de lo que se observó durante el segundo semestre de 2022. En Australia el Indicador de Mercado del Este cerró la semana pasada a US$ 9,56 el kilo base limpia, el valor más alto desde principios de julio, cuando recién estaba comenzando la zafra 2022/23. El argumento alcista, al igual que para la carne vacuna, son las expectativas de una recuperación de la demanda de China luego de dejar atrás la política de cero Covid-19. Son claramente mejores las posibilidades de industrialización del textil en China a partir de este cambio de política, a la vez que el consumo interno de la fibra también deberá aumentar ahora que la población comenzó nuevamente a salir de sus hogares. A su vez —al igual que para la carne— la valorización de la moneda china mejora los números de los importadores.

En definitiva, el rubro ovino se encamina a dejar atrás un año en el que sufrió el impacto de la menor demanda de China. Será un alivio para uno de los rubros más castigados en los últimos años, fundamentalmente para las regiones con menor potencial productivo, donde el ovino sigue encontrando su lugar.

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