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La otra colonización 

Los fondos de ahorro previsionales (AFAPs) han invertido más de 1.000 millones de dólares en agronegocios en nuestro país, en proyectos que abarcan más de 200.000 hectáreas. Es campo y capital que pertenece a los miles de trabajadores contribuyentes, cuya rentabilidad sostendrá las futuras jubilaciones

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En las últimas semanas se dio a conocer el documento que la Comisión de Expertos en Seguridad Social elaboró con propuestas de reformas del sistema. En el texto –aprobado por mayoría- se plantea mantener el sistema mixto característico del Uruguay, ahora con carácter obligatorio para todos los trabajadores. Esto es: habrá un pilar 1 de solidaridad intergeneracional - que hoy administra el BPS- junto a un pilar 2 de ahorro individual que hoy gestionan las AFAPs (Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional), que será extendido a todo el sistema (BPS y todas las cajas) y será obligatorio para todos los trabajadores. Estos dos pilares centrales se complementan con un Pilar 0, para subsidiar las jubilaciones más bajas, y un pilar 4 por el cual se habilita el ahorro voluntario.

Las propuestas del documento están fundamentadas: el sistema requiere una reforma en la medida que la sociedad uruguaya va envejeciendo: el número de nacimientos va bajando y la esperanza de vida se va alargando. Si no hay cambios, será cada vez más difícil sostener el sistema jubilatorio porque habrá cada vez más tiempo de vida pasiva por cada año de vida activa. Por eso se plantea -entre otras cosas- un aumento paulatino de la edad de retiro.

Los cambios planteados son importantes y tendrán una intensa discusión política. Pero hay continuidades: que se reafirme y amplíe el régimen mixto de solidaridad intergeneracional y ahorro individual es una buena noticia para la inversión en la economía y –por ende- en los agronegocios.

Los jubilados y las tierras

Uno de los aportes más relevantes del sistema mixto de seguridad social -vigente desde la reforma del año 1996- es la acumulación de fondos previsionales que son invertidos y crecen por su rentabilidad. Previamente a este sistema hubo cajas previsionales que hicieron cosas similares (bancaria, notarial, profesional), invirtiendo en forestación. Pero lo de las AFAPs ha tenido mucho más alcance. Se estima que –del fondo acumulado hoy- 2/3 son renta y 1/3 e, capital original.

En el régimen actual, las AFAPs tienen un fondo global acumulado de unos $ 745 mil millones. Unos $ 610 mil millones están en el denominado Fondo Acumulación -el principal- a través del cual se invierten los ahorros de los trabajadores en títulos públicos y también en inversiones empresariales. El resto está en el Fondo Retiro, donde se colocan los ahorros acumulados cuando se acerca la jubilación del trabajador.

Por ley, en el Fondo Acumulación las AFAPs pueden colocar hasta un 50% en títulos y participaciones en empresas uruguayas; actualmente la cifra llega al 25%, unos $ 155 mil millones en diversas colocaciones productivas, lo que equivale a más de U$S 3.500 millones. De ese total casi 30% está invertido en el sector agropecuario (gráfica). Allí, los principales instrumentos son los fideicomisos financieros forestales y agrícola-ganaderos. Entre los más recientes se cuentan Bosques del Uruguay (que ha emitido 4 fideicomisos) y Tierras del Litoral (que colocó recientemente su segundo fideicomiso).

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Koyounian, Noemi

Los fideicomisos son patrimonios de gestión independiente que incorporan capital de inversores y son administrados por especialistas en el negocio con el objetivo de tener una renta para los beneficiarios. En el caso de las inversiones de las AFAPs, los beneficiarios son los trabajadores afiliados. Cada fideicomiso tiene un agente fiduciario que garantiza los derechos del inversor y controla el cumplimiento del contrato. En el caso de las inversiones forestales y agrícola-ganaderas, hay una seguridad agregada por tener las tierras como garantía.

Desde el punto de vista productivo, la posibilidad de configurar proyectos de gran escala es una ventaja importante para acceder a altos niveles de productividad e incorporación de tecnología. Esto es claro en el caso de la forestación y de la agricultura, dónde se requieren maquinarias e inversiones muy importantes para desarrollar escalas mínimas económicas; Asimismo la escala permite acceder a tecnología de alto impacto como el riego en la agricultura, que además está apuntalado al ser promovido por la ley de inversiones.

Además, la inversión en tierras, al ser un activo indeleble y de valorización a largo plazo- es muy adecuada para fondos de pensión. Más aún en el caso de la forestación, producción que se desarrolla con plazos largos y que –por tanto- coincide con los perfiles de retorno que buscan las AFAPs. No es casualidad que –más allá de las AFAPs uruguayas- fondos de pensiones de otros países han invertido en proyectos similares en los campos de Uruguay.

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Casos diversos

Las modalidades de los distintos fideicomisos descriptos pueden tener diferencias, pero trabajan con el mismo principio básico: configurar agronegocios competitivos de escala con buenas rentabilidades, para retribuir a los trabajadores cuando se jubilen. Ningún negocio está exento de riesgo y no todos los administradores tiene la misma pericia: por esto es que todos estos fideicomisos están evaluados y calificados por agencias calificadoras de riesgo, para una mejor toma de decisiones.

En el caso de los fideicomisos forestales, el administrador suele cobrar un honorario de gestión, estando el negocio (plantación, gestión y venta de madera) en manos del fideicomiso. En el caso de Tierras del Litoral y otros, son los administradores los que operan el negocio y el fideicomiso cobra un porcentaje de la producción. En este último caso se ha innovado con títulos mixtos: parte deuda (con un perfil de pago preestablecido) y parte porcentaje del negocio (aparecería agrícola con un mínimo garantizado, por ejemplo).

En total, hay vigentes 8 fideicomisos financieros forestales: los 4 de Bosques del Uruguay (administrados por Agroempresa Forestal), otros 3 administrados por Cambium Forestal (Boschetto, Terraligna y Montes del Este) y otro denominado Bosques de las Serranías, administrado por Madelur. Estos fideicomisos gestionan algo más de 160.000 hectáreas de tierras, de las cuales unas 100.000 están efectivamente forestadas. El proceso de compra de tierras es paulatino, de manera de seguir al mercado en sus precios de equilibrio; hay que cumplir requisitos ambientales, que en algunos casos se vuelven particularmente engorrosos, asunto que está en plena discusión política. La inversión total de estos fideicomisos forestales es de unos U$S 900 millones.

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Por otra parte hay 6 fideicomisos de tierras agrícola-ganaderas vigentes. Dos de Tierras del Litoral (el último de los cuales se emitió recientemente), otros dos denominados Tierras Irrigadas (administrados por Bearing Agro), Campos Sustentables (administrado por Okara) y Tierras del Uruguay (administrado por FMS). Estos apuntan a gestionar cerca de 70.000 hectáreas, con una inversión total de unos U$S 450 millones. En todos los casos, las cifras mencionadas corresponden a los prospectos iniciales; luego se van desarrollando los proyectos y la cadencia de las compras puede variar. Al día de hoy, se estima que estos fideicomisos han invertido más de 1.000 millones de dólares en más de 200.000 hectáreas.

En momentos en que se discuten asuntos diversos vinculados a la política de tierras y colonización, así como la reforma de la seguridad social, es oportuno destacar este proceso de ahorro e inversión en el agro, que se viene dando a partir de los fondos de pensión. Estos fideicomisos de agronegocios son de renta variable. Su retorno dependerá de la capacidad profesional de los gestores, de la marcha del sector y de la propia competitividad de la economía uruguaya, tanto en su productividad -que debe mejorar- como en el acceso a mercados, que se tiene que ampliar.

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