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La ganadería sigue su marcha

Hay señales claras de retracción en el mercado chino -principal para la carne vacuna- pero la producción ganadera está fortalecida y se expresa con claridad en la Expo PRADO. Se suman inversiones para seguir creciendo, aún con precios menores

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El mercado de ganado para faena está transcurriendo una corrección significativa, luego de culminado un ciclo 2021/22 excepcional, debido a precios inéditos, el clima -que apretó pero no ahorcó- y la fenomenal China, que compró lo que había y algo más. Ahora, el escenario para los negocios de exportación de carnes muestra cierto retroceso en los precios, a partir de valores récord alcanzados en los meses previos.

Por esto mismo la corrección era esperable: era difícil que los compradores -particularmente China- mantuvieran su demanda en parámetros tan altos como los que se vieron hacia mediados de este año. En julio, China importó carne vacuna al máximo precio medio de la historia.

Algunos factores están explicando el cambio. Desde el punto de vista financiero global, el fortalecimiento reciente del dólar obliga a una corrección a la baja en los precios de compra medidos en moneda americana. Si los chinos quieren gastar el mismo monto en yuanes por kilo, el precio en dólares tiene que bajar, porque el dólar pasó de 6,4 a casi 7,0 yuanes. Algo parecido puede señalarse para la situación de Europa, con el Euro en sus menores niveles frente al dólar en casi 20 años.

A nivel global, la carne vacuna tiene una demanda asociada a consumidores de medio-alto a alto poder adquisitivo, de manera que no fluctúa tanto por precio, pero -de todos modos- cierta sensibilidad al precio existe. Además, las finanzas globales están enfrentando un empuje de inflación en EEUU y la UE, lo que también afecta el consumo en general y el de carnes en particular, Sería casi imposible que el mercado cárnico no se vea afectado.

Asimismo, se está percibiendo cierto aumento en la oferta de exportación. Brasil, principal exportador mundial, exportó un volumen récord de carne en agosto, alcanzando 203.000 toneladas, casi 12% más que en igual mes del año pasado. El ganado brasileño está notoriamente más barato que en Uruguay (en torno a 3,50 US$/kg) y eso le da ventaja al momento de colocar en los mercados externos.

Además, el consumo interno de carne en Brasil se mantiene acotado, por la fuerte caída en el poder adquisitivo (el salario real cayó 6% en el último año), lo que hizo que el precio de la carne en el mercado mayorista en San Pablo bajara más de 10% en el último año, en moneda local, según Cepea.

Esto “libera” más producción de carne para exportación. A Uruguay le sucede algo parecido: el precio de exportación ha estado a una distancia enorme del precio habitual del mercado doméstico, y además el poder adquisitivo ha caído (no tanto como en Brasil), de manera que la oferta exportable sube, estimulada por el precio. EEUU también está exportando más, a pesar del mencionado fortalecimiento del dólar.

De todos modos, hay que destacar que -estructuralmente- la oferta de carne vacuna de pasto es estructuralmente escasa hoy en el mundo, y eso es positivo para Uruguay en el mediano y largo plazo. No en vano los ganaderos están sosteniendo y ampliando inversiones en pasturas, sistemas de riego, maquinaria para reserva de forraje, etc. etc.

En muchos casos recurren a los beneficios de la Comap, que han sido una herramienta potente para incentivar la inversión en agronegocios. Las ganancias -bien conseguidas- se vuelcan en buena proporción a reinvertir, garantía de que la producción seguirá avanzando más allá de los cambios y fluctuaciones de mercado, que han sido ostensibles esta semana. El dato clave vino desde nuestro principal comprador de carnes.

China baja un cambio (o dos)

El Departamento de Agricultura de los EEUU -desde la oficina de su representante en Beijing- actualizó su análisis respecto al mercado chino para el ganado y la carne vacuna el año que viene. La producción de carne vacuna en China subirá a 7,4 millones de toneladas, debido al mayor stock. Asimismo, proyecta que las importaciones de carne vacuna bajen a 2,5 millones de toneladas, por el aumento en los precios internacionales (lo que Uruguay viene aprovechando este año), la caída en los precios locales chinos y una economía china más débil, que afectará el consumo de productos de alto valor, entre ellos -precisamente- la carne vacuna.

El dato sorprendió porque la proyección es de signo negativo y de magnitud. Por muchos años China no hizo otra cosa que aumentar año a año las compras de carne desde el exterior, aún con conflictos con algunos proveedores (caso de Australia, Nueva Zelanda y -por supuesto- el movido capítulo con EEUU). En 2017 las importaciones de carne vacuna chinas no llegaban al millón de toneladas.

En cuatro años se multiplicaron por más de tres y llegarán a un máximo histórico este año, estimado en 3,1 millones. Pero el año próximo la caída es abrupta, de casi 20% (cuadro y gráfica). Hay un aumento de la producción local y una baja de la demanda, las grandes variables que mueven el mercado y achican entonces la importación proyectada.

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El dato es una estimación preliminar del USDA y -como recaudo adicional para el análisis- es claro que no toda la carne es de igual calidad ni tiene la misma dinámica de mercado, pero el informe es claramente bajista y así se está viendo ya en el mercado ganadero uruguayo.

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Es en estas circunstancias donde tiene que expresarse más que nunca la fortaleza de la cadena cárnica, en productividad, transparencia y dinámica comercial. En este punto, vuelve a resaltar la necesidad de mejorar el acceso a los diferentes mercados y diversificar destino. Si un acuerdo de libre comercio (TLC) con China era importante con su mercado en expansión, más los es ahora que la demanda proyectada baja y se hacen más relevantes las condiciones arancelarias, donde Uruguay está detrás de competidores relevantes. Los aranceles duelen más cuando los precios bajan.

Aún en un escenario de ajuste, la inversión sigue adelante y no solo en el campo. Además, la carne vacuna no juega sola: la llegada del grupo español Vall Companys (primicia de Rurales de El País) para invertir en el sector de carne porcina (compró La Constancia) es una interesante muestra de que Uruguay también puede abrir más el abanico de producción y crecimiento en las proteínas cárnicas, incluyendo cerdo y aves, con calidad y mayor escala.

Para la industria, la baja en el precio y demanda chinos es un desafío y el ajuste se transfiere rápido al ganado. El mercado buscará un nuevo equilibrio y -a pesar de la baja- todo indica que los precios se mantendrán en buenos niveles, en comparación con promedios históricos. Mientras, los aumentos salariales comprometidos con los trabajadores industriales y rurales seguirán allí firmes, con los sueldos en niveles máximos históricos medidos en dólares Esto presiona los márgenes y obliga a cuidar la productividad y competitividad. Los reclamos y aumentos en la suba son visibles y estridentes. Cuando los precios internacionales bajan, conviene recordarlos.

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