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Hacia nuevos equilibrios en un mundo impactado por la guerra

La guerra en el este europeo determinará un aumento de varios costos que derivará en presiones inflacionarias adicionales

Rafael Tardáguila
Rafael Tardáguila

El mundo occidental avanza hacia una sociedad más libre, a veces a paso firme, otras errático, pero es clara la tendencia hacia la promoción de las libertades individuales. Y es claro, así lo confirma la historia en los dos últimos siglos, que una sociedad más libre es una sociedad más próspera. Solo hay que comparar la dispar evolución de países que tuvieron el mismo punto de partida y que, con caminos distintos, avanzaron hacia condiciones casi opuestas, caso de las dos Coreas o, cuando existieron, las dos Alemanias.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, está amenazando Occidente con una invasión a un país soberano que, mal que le pese, tiene el derecho de tomar sus propias decisiones. El impacto de la invasión rusa a Ucrania, más allá de la lógica repulsión por lo que significa en muertes injustas y en el éxodo de cientos de miles de ucranios que, atemorizados, dejan sus hogares hacia lo desconocido, determina un nuevo equilibrio en los mercados globales que impacta en todos lados.

Los países involucrados en esta guerra, el invadido y su invasor (además de sus aliados, caso de Bielorrusia) son trascendentes productores de energía, fertilizantes y cereales. Europa, en especial Alemania, es dependiente del gas natural ruso. Además, Rusia es un gran exportador de petróleo. Esta guerra fue como agregarle crudo a la fogata que ya se venía registrando en los precios de las materias primas. El barril de petróleo parece haber dejado definitivamente atrás la barrera psicológica de los US$ 100 y sigue su camino alcista.

En lo referente a la producción agrícola, Rusia y Ucrania responden por cerca de 30% de la comercialización internacional de trigo, por lo que no puede generar ninguna sorpresa la disparada del precio del cereal. En un contexto de gran volatilidad, el contrato de julio 2022 en Chicago esta última semana superó los US$ 380 por tonelada. A su vez, Ucrania es el segundo principal proveedor de maíz a China.

En estos días deberían estar comenzando con las siembras, algo que en las actuales condiciones es impensable. Por lo tanto, en China el precio del maíz se disparó a más de US$/t 400, con el consecuente impacto en los costos de producción de carne, principalmente de ave y de cerdo.

Se considera que 60-80% del costo de producción de carne de ave es su alimento; en el caso del cerdo es de 50-60%. La fuerte escalada de los granos impactará en una suba en los precios de la proteína animal, siempre y cuando la demanda se mantenga. Primero subirá el pollo -de ciclo más corto-, luego el cerdo y, por último, la carne vacuna, cuya dependencia de los precios de los granos es menor (20-25%), en especial en países como Uruguay, donde el peso relativo de la terminación a pasto sigue siendo grande.

El precio de los fertilizantes también está subiendo fuerte, dado que Rusia es uno de los principales proveedores mundiales y Bielorrusia también es trascendente. En 2021 Uruguay importó fertilizantes por US$ 444 millones. El principal proveedor fue China (US$ 122 millones), el segundo Rusia (US$ 69 millones) y el noveno Bielorrusia (US$ 9 millones).

Estos dos últimos tienen gran importancia como proveedores de fertilizantes potásicos, que se importaron por US$ 50,5 millones el año pasado, de los que se originaron en Rusia y Bielorrusia US$ 35 millones, 69% del total. A su vez, Rusia tuvo una participación de 17% en el caso de los fertilizantes nitrogenados y fue el quinto principal en la importación de mezclas. No es importante para los fertilizantes fosfatados.

Por lo tanto, el impacto de la guerra sobre los costos tiene varios ángulos. Por un lado, los de la energía, que ya se reflejó en un nuevo aumento de los precios internos de los combustibles. Por otro, de un insumo clave para el agro como los fertilizantes. Y, en el caso de la proteína animal, de otro insumo clave como los granos forrajeros. Todo ello determinará, no hay dudas al respecto, el aumento de otros costos, caso del transporte, agroquímicos, servicios agropecuarios y varios más.

Precio del trigo en Chicago

La exposición de Uruguay al mercado ruso ha bajado mucho en los últimos años. El impacto hubiese sido muy distinto si se mantuviera como el principal importador de carne vacuna; esa era la realidad tan solo 10 años atrás. La ola china le pasó por arriba a todo.

El golpe que hubiese significado se advierte claramente con lo que pasó en Paraguay, para quien Rusia es el segundo principal destino de sus carnes. El precio del macho para faena en Paraguay estaba coqueteando con los US$ 4 previo a las sanciones a Rusia; luego de un par de días sin precio, los frigoríficos comenzaron a ofrecer US$ 3,30 el kilo carcasa para cerrar nuevos negocios.

De todas formas, Rusia es trascendente en dos segmentos: por un lado, menudencias vacunas que no ingresan directamente a China (lengua, hígado), tienen al país euroasiático como destino de más de 90% de los embarques. Hay que buscarle compradores alternativos. El más factible es Hong Kong, al menos hasta tanto se logre abrir Japón para las lenguas, algo que está bastante avanzado. Según fuentes de la industria frigorífica, la pérdida de Rusia para estos dos productos implica unos US$ 3-4 menos por animal.

También es trascendente en el caso de la carne equina. En lo que va del año son tres los principales importadores de carne equina uruguaya, Bélgica, Rusia y Francia, cada uno de ellos con cerca de 25% de la facturación total. Por lo tanto, el impacto para la carne equina puede ser grande.

Por su parte, Rusia es el principal destino de la manteca uruguaya con compras por más de US$ 9 millones en lo que va del año.

De todas formas, la industria láctea podría disminuir la producción de manteca o relocalizarla en otros destinos, seguramente sin un impacto grande en sus números, algo que no pueden hacer los frigoríficos de equinos.

En definitiva, la guerra en el este europeo determinará un aumento de varios costos que derivará en presiones inflacionarias adicionales.

El impacto sobre la economía global se dará siempre y cuando el conflicto se extienda en el tiempo y eso haga que se agreguen sanciones sobre Rusia. Ni que hablar si la guerra se hace global. Más allá de subas puntuales en algunos de los precios de venta (primero granos, luego carne), la cuenta de una guerra siempre va a dar negativa. Desde todo punto de vista.

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