El rol de Argentina y Brasil como grandes productores agropecuarios en el contexto de la amenaza a la seguridad alimentaria global generada por la actual situación de crisis superpuestas fue discutido en Buenos Aires por los ministros de Agricultura de los dos países, Julián Domínguez y Marcos Montes, y el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero.
Otero se reunió con el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Argentina, Julián Domínguez, y luego ambos compartieron un almuerzo de trabajo con el ministro de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil (MAPA), Marcos Montes, y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación del mismo país, Paulo Alvim; quienes visitan la capital argentina.
Los dos ministros brasileños concurrieron junto a Otero, además, a la oficina del IICA en la Argentina, para acompañar la asunción como nuevo Representante del Instituto en este país de Fernando Camargo, ex Secretario de Innovación, Desarrollo Rural e Irrigación del MAPA. La jornada culminó con una recepción en la Embajada de Brasil en Buenos Aires, ofrecida por el embajador Reinaldo Salgado.
Con los dos ministros, Otero conversó sobre la necesidad de desarrollar una estrategia continental conjunta frente al aumento de los precios de alimentos, energía y fertilizantes.
Las disrupciones en los mercados globales fueron generadas por el conflicto bélico en Europa del Este, y se suman a las dificultades por la pandemia de Covid-19 y la recurrencia de eventos meteorológicos extremos, por el impacto del cambio climático.
Domínguez compartió con Otero detalles del Plan Estratégico presentado recientemente por su cartera en Argentina, que incluye iniciativas en materia de conectividad e infraestructura rural y la creación herramientas para facilitar la ejecución de trámites de financiación para los productores. También conversaron sobre ganadería sostenible, agricultura familiar y cooperativismo.
“El IICA tiene una extraordinaria tarea por delante, para defender y hacer conocer internacionalmente nuestra forma de producir. En un momento en que crece la demanda de alimentos en el mundo, la producción agropecuaria significa una extraordinaria oportunidad de crecimiento y desarrollo para nuestras naciones”, afirmó el ministro Domínguez.
“La división geográfica –agregó- está en la imaginación de los hombres. Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay compartimos la misma tierra y tenemos un destino común. Estamos produciendo y cuidando el ambiente. Tenemos que rechazar los pretextos con los que se cuestionan nuestras formas de producción, que terminan luego convirtiéndose en barreras arancelarias”.
Brasil. En la misma línea, el ministro brasileño Marcos Montes, quien visitó la Argentina por primera vez desde que asumió al frente del MAPA, en abril pasado, hizo hincapié en la necesidad de que los sectores agrícolas de su país y Argentina trabajen de manera conjunta frente a los desafíos actuales. Uno de los más críticos es el aumento del precio internacional de los fertilizantes químicos, ya que ambas naciones son fuertemente dependientes de las importaciones en ese rubro.
“Tenemos que avanzar de manera coordinada en este momento tan delicado que vive el mundo. Y debemos mostrar la fuerza y la calidad de nuestras producciones agropecuarias porque la situación nos impone una gran responsabilidad, que es garantizar la seguridad alimentaria del mundo”, dijo Montes.
El jerarca también destacó el trabajo del IICA en la búsqueda de consensos en las Américas y su actuación como vocera de los intereses del continente en los foros internacionales.
Otero, por su lado, subrayó la coincidencia de la agenda de los ministerios de Agricultura de Brasil y Argentina con la agenda del IICA, orientada a profundizar la integración agropecuaria de ambos países y su inserción en los mercados mundiales.
El Director General del IICA también discutió con ambos ministros la posibilidad de organizar una reunión interministerial con la
participación de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y la necesidad de estimular el comercio de alimentos intrarregional, que es muy bajo en América Latina y el Caribe si se compara con otros bloques, como la Unión Europea. (Fuente IICA).