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Para los que no se olvidaron de su pago

Con un tercio menos de oportunidades, el doble de miedos y el triple de desafíos, los estudiantes del interior no le aflojan a la capital

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Manuela García Pintos

El estudiante del interior sabe lo que es despedirse de su familia con 18 años. Subirse a un ómnibus con los ojos vidriosos y un nudo en la garganta y enfrentarse a la vida capitalina. En esta nota vamos a compartir el esfuerzo, los miedos y el enorme desafío que, por suerte, enfrentan miles de jóvenes “de afuera”. Vaya a ellos, a los que ya volvieron y a las familias que apoyan y acompañan desde casa, nuestro reconocimiento.

Pensando sobre qué escribir para el domingo, Pablo (Mestre) me compartió una nota publicada en el portal El Mundo, de España, titulada “La Universidad Rural que rescata los saberes populares de la extinción”. Según la misma, en 2006 creció un proyecto educativo en busca del reconocimiento de la vida de campo, la valorización y validación del saber popular y del saber práctico.

La universidad, que toma su nombre del pedagogo brasileño Paulo Freire, cuenta con nueve campus diseminados por toda España, lejos de los centros urbanos. Si bien no se trata de una universidad oficial, es una metáfora para darle la importancia que tienen todos esos conocimientos relacionados con lo más básico, con lo con lo que nos une a la tierra: la naturaleza.

Por sobre todas las cosas, compartimos el gusto por la siguiente oración: “Hay una universidad que trabaja por mantener vivos los saberes populares, las tradiciones que dan identidad a una sociedad, las que se fundamentan en el respeto al medio que sirve de sustento a los que saben atender sus demandas y necesidades”.

Es por eso que decidí ocupar mi espacio hablando sobre la universidad y todo lo que eso conlleva, principalmente, los jóvenes del interior que tienen la suerte, más bien el privilegio, de estudiar en la capital.

Según el Censo 2011 la cifra de migrantes internos era de 29.491. De ese total el 40% eran jóvenes de entre 15 y 29 años. En 2012 se observó que el 35,6% de los/as estudiantes de carreras de grado de la UdelaR en Montevideo, nacieron en el interior del país. Esta proporción no ha cambiado mucho a lo largo del tiempo, ya que en el Censo realizado en el año 2002 se evidenció una proporción similar (34,2%).

Cada estudiante del interior tiene un tercio de posibilidades menos de acceder a la educación superior que uno de Montevideo, según explicó a Semanario Búsqueda Belén Baptista, doctora en Ciencias Sociales.

La carencia de oportunidades existentes en el interior del país -no solo educativas­ genera una predisposición migratoria de estos jóvenes hacia la capital.

Aprovechando este espacio quiero compartir un texto maravilloso que leí por ahí tiempo atrás, en mi época de estudiante. Lamentablemente no tiene un autor para citarlo correctamente, pero de desde donde sea que haya sido escrito, es un sentimiento compartido que refleja con total veracidad la realidad de los jóvenes del interior.

Dice así:

“Al estudiante del interior, al que ya se volvió pero que supo estar acá. A las familias que apoyan y acompañan desde casa. Porque es verdad, llegas con mil miedos. Porque en la adolescencia soñabas con irte para no aguantar más a tus padres pero ahora extrañas. Extrañas la comida de mamá que antes no te gustaba pero que ahora sumó el gustito a estar en casa con ella y que ahora le sentís el amor que le pone. Extrañas la heladera llena, y que nunca falte nada en la casa. Extrañas no darte cuenta cuando las cosas se rompen y que papá arreglaba antes de que te dieras cuenta. Ahora no. Ahora si no lo arreglas vos queda eternamente. Pero hay una cosa que es verdad, aprendimos a hacer rendir la plata del mes. Aprendimos a tener por lo menos una leche de reserva. Aprendimos a hacer las recetas de mamá y las de la abuela, o por lo menos intentamos, porque obvio que nunca nos quedan como a ellas. Aprendimos a limpiar y aprendimos que si no limpiamos nosotros en un momento se acaba la loza, se nos acaba la ropa, y los pies quedan negros si caminamos descalzos. Que si no sacamos la basura, no se saca sola, que larga olor y se te llena la cocina de hormigas. Aprendimos a abrazar cuando llegamos a casa con la fuerza y el amor de no haber visto a la familia por semanas o meses.. Aprendimos a extrañar las cosas que menos nos gustaban de nuestra casa y aprendimos a hacerlas en la que hoy es nuestra casa. Aprendimos a hacer nuevos amigos, del interior y de acá, y aprendimos sus costumbres, sus palabras, sus canciones, sus comidas. Porque cada uno se trae un pedacito del interior cuando se viene pero después también empieza a tener un pedacito de la capital que de un momento a otro y sin darnos cuenta aprendimos a querer y a aceptar. Así que a vos estudiante del interior, a ustedes padres de estudiantes, a las futuras generaciones que ya saben que a los 18 toca irse a la capital, disfruten, disfruten todas las etapas. Disfruten el interior y disfruten estar acá. Disfruten el sacrificio de la familia y el sacrificio que estamos haciendo estando acá. Disfruten de poder estudiar persiguiendo un sueño. Porque aunque nos angustie la despedida, aunque el domingo nos bajonee al darnos cuenta que estamos solos con el libro, allá en el interior quedó mucha gente con el sueño en el bolsillo, con las ganas en la boca pero que no se pudo venir...!”.

Actividad profesional con luces y sombras

En diciembre de 2019 la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Uruguay (AIA) realizó una encuesta, de la mano de Equipos Consultores, y de ahí se desprende que, a nivel nacional, comparado con la encuesta de Hogares (2018), la profesión agronómica tenía como promedio uno de los mejores salarios a nivel nacional.

A propósito, Juan Pablo Furest, presidente de AIA, comentó que si bien la situación laboral del agrónomo podría no haber cambiado mucho más que en 2019, aseguró que teniendo en cuenta el elevado nivel de afectación que generó la pandemia la actividad del agrónomo “es donde ha influido menos”. “Eso no quiere decir que no haya problemas para encontrar trabajo” señaló.

En tanto, contó que recientemente el Instituto Plan Agropecuario sacó un aviso buscando a cinco agrónomos. Finalmente se presentaron 200 candidatos y al final se pudo contratar a 20.

“Eso habla de la enorme demanda que hay. Además, por primera vez, creo que en la historia, hay solicitudes laborales exclusivamente para personal femenino”, indicó.

Fagro de UdelaR entre las mejores de Latinoamérica 28-facu-agronomia.jpg La Facultad de Agronomía de la Universidad de la República ocupa el puesto número 20 en la competencia de Universidades de Latinoamérica según el Best Global Universities. Para la clasificación, se analizan datos de más 1.500 instituciones ubicadas en 86 países. La edición 2021 del ranking Best Global Universities elaborado por US News & World Report, concluyó que en primer lugar se encuentra la Universidad de Harvard, y que la UdelaR se encuentra en el puesto N° 714 a nivel mundial, con 44,1 puntos, empatada con la Universidad de Brasilia, con quien se comparte el puesto por Latinoamérica. Para definir el puntaje se utilizan 13 indicadores, siendo los mejores puntuados “Reputación de Investigación Regional”, “Colaboración Internacional” e “Impacto de cita”. En el indicador “Publicaciones” la Udelar se encuentra en el 10% más citados. La categoría en la que la Udelar obtuvo mayor puntaje fue Ciencias Agrícolas, clasificando en el puesto N° 145 en el mundo, y en el lugar N° 10 en Latinoamérica, con 50,5 puntos. Se destaca, en primer lugar, la Universidad de Wageningen, luego cinco universidades chinas, tres estadounidenses y una brasilera. En esta misma categoría, la Udelar se encuentra en el lugar N° 29 en el indicador de reputación regional, en el lugar 11 de colaboración internacional y en el lugar N° 119 de las publicaciones que se encuentran en el 10% más citado. La Universidad de la República es la única universidad del país que figura en este ranking. A propósito, Ariel Castro, decano de la Facultad de Agronomía e investigador habló -en No Toquen Nada, de Radio Del Sol- sobre la ubicación de la UdelaR en el ranking de Universidades de US News, el panorama sobre recursos para la investigación y la reciente Asamblea Nacional de Investigadores. En primer lugar, señaló que la Universidad no mandó ningún dato, sino que el ranking está basado en una cuantificación externa sobre indicadores disponibles. “Nos enteramos de rebote”, dijo. A su vez, comentó que “es interesante” que el mismo esté enfocado en la producción académica. “Consideran factores como comodidades, actividades, opciones laborales o ranking de oportunidades”, explicó. El ranking califica y toma en cuenta la vinculación internacional, y no llama la atención que la principal esté en Holanda y que sea una consultoría. “Esa Univerisdad es enorme y es una referencia internacional”, agregó. En tanto, comentó que la producción académica está directamente relacionada con los recursos disponibles y la sostenibilidad de los mismos en el tiempo. “Fue una grata sorpresa, pero después de analizado no era inesperado, y creo que objetiviza algunas cosas. Los rankings son una medida comparativa, se mide en relación a los otros. De las 10 mejores universidades cinco son chinas. Las ciencias son recursos, no hay otra vuelta. Es clarísimo que donde hay respuesta es donde hay apoyo sistemático en recursos. De las 10 universidades que están arriba nuestro en latinoamérica, ocho son brasileras y eso a nadie del área le llama la atención. Quizás sorprende que resistan. Que en la UdelaR haya un crecimiento es un reflejo de muchas cosas, y gran parte gracias al apoyo de la ANII y del INIA”, concluyó.

Es Licenciada en Comunicación, egresada de la Universidad ORT en 2017. Trabaja en Rurales El País, sección a la que ingresó en agosto de 2020. Antes fue periodista agropecuaria en El Observador y productora en el programa radial Valor Agregado, de radio Carve. Escribe artículos para la revista de la Asociación Rural y se desempeña como productora del programada #HablemosdeAgro, que se emite los domingos en Canal 10.

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