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“Más allá de los buenos números de 2021, se puede seguir creciendo”

Conrado Ferber, presidente de INAC dijo que Japón está muy próximo a habilitar el ingreso de lenguas a su mercado, “lo que sería un gran logro”, que se actualizará el Indicador del Novillo Tipo para basarlo en la nueva realidad productiva y de precios, y que se ha propuesto variar la forma de recaudación que hoy tiene el instituto a una fórmula que bajará los ingresos pero sin afectar su funcionamiento

Conrado Ferber, presidente de INAC
Conrado Ferber, presidente de INAC

Conrado Ferber, presidente de INAC dijo que Japón está muy próximo a habilitar el ingreso de lenguas a su mercado, “lo que sería un gran logro”, que se actualizará el Indicador del Novillo Tipo para basarlo en la nueva realidad productiva y de precios, y que se ha propuesto variar la forma de recaudación que hoy tiene el instituto a una fórmula que bajará los ingresos pero sin afectar su funcionamiento. También se refirió a que el acuerdo salarial con los trabajadores de la industria “no se basó en los números reales”, criticó los métodos empleados de paros sorpresivos que fueron perjudiciales para los ganaderos, y desde su punto de vista, como productor, se dirigió a sus pares, manifestando que “las certezas que se reclamaron durante tantos años están dadas. Contamos con un gobierno que nos acompaña en el esfuerzo”, por lo que “cada uno sabe lo que puede hacer”.

-El 2021 termina con números espectaculares. Desde su punto de vista, ¿qué es lo que más valora?

-Sin dudas se trata de un año de grandes números. Superamos los 2,6 millones de animales faenados, dejando atrás el récord del año 2006, pero ese número no es importante. La composición de la faena, en la que aumentan los novillos de 2 y 4 dientes un 44% y los diente de leche un 58%, es muy relevante. Los valores de exportación en más de cuatro mil doscientos dólares la tonelada, los más de 2,9 mil millones de dólares exportados, los valores de la carne ovina y la gran demanda, son datos relevantes. Pero al final del día, lo que realmente importa, es tener presente que lo difícil no es llegar, sino mantenerse, y ahí está el gran desafío para el 2022. Las condiciones están dadas para consolidar estos números y seguir creciendo. Si bien es cierto que durante 2021 se dio una serie de circunstancias que afectaron a nuestros competidores, la demanda es firme y el Uruguay está muy bien posicionado en el mercado internacional. Obviamente que la oferta de ganado tiene una importante relación con el clima y, justo ahora, estamos ante una seca que en algunos lugares ya es preocupante, tanto que el MGAP declaró la emergencia agropecuaria para algunas zonas.

-¿La inserción internacional está entre los principales objetivos de la administración?

-Sin duda. El último gran acuerdo comercial que firmó Uruguay data de principios de los 90, como resultado de la Ronda Uruguay. Después de eso, se dieron avances muy tímidos y de poco impacto. La gran apuesta fue la negociación del Mercosur con la Unión Europea que, tras 20 años de negociaciones, finalizó con la firma de un acuerdo... ¡que hasta ahora nadie aceptó! Somos un país netamente exportador y los aranceles nos alejan a la hora de competir. Tras cumplir con las cuotas de mercado con preferencias arancelarias que disponemos, nuestra carne pasa a tener que pagar un 26% más en EE.UU, 38% más en Japón, lo mismo en Europa. Obviamente que es imposible competir con ese sobreprecio.

Frente a esta realidad ¿qué hacía la industria uruguaya para poder vender? Darse vuelta y ofrecer un menor precio por el ganado. De esa manera, nuestra faena se movía entre 1,8 y 2,2 millones de cabezas. Esa lógica conspiraba contra el crecimiento, ya que el productor se desestimulaba, perdía capacidad de inversión y producía menos, ya que en muchos casos, para poder cumplir con sus obligaciones, debía mal vender vacas de cría, la base misma de todo el sistema. Hoy esa lógica se rompió. La demanda china, las condiciones de competencia similares para todos en ese mercado y los buenos valores, hacen que la industria se muestre pujante. Alcanzamos una extracción del 24% del stock, considerando la exportación en pie, un número interesante que nos demuestra dos cosas muy importantes. Primero, que en el sector primario tenemos la capacidad productiva para generar tres millones de terneros como piso en el corto plazo, además de recriar y engordar un alto porcentaje de los mismos. Y segundo, que nuestra industria tiene la capacidad logística para faenar a razón de 60 mil vacunos por semana de forma sostenida, lo que supondría tres millones anuales, un objetivo alcanzable en el mediano plazo. Nuestra obligación es trabajar todos los días para que esto se cumpla.

-¿Hacia dónde están puestos los objetivos, en materia de mercados, en el corto y mediano plazo?

-El gobierno trabaja en analizar la viabilidad de concretar tratados de libre comercio (TLC) con China y con Turquía. Desde INAC seguimos trabajando para mejorar las condiciones de acceso al mercado de los Estados Unidos. Apoyamos día a día las gestiones del Embajador Andrés Duran en Washington. También estudiamos las ventajas que supondría incorporarnos al acuerdo del Pacífico y presentamos al Poder Ejecutivo los resultados. Ahí tenemos una oportunidad espectacular ya que están, entre otros, Japón, Canadá, México, Malasia, Vietnam y Singapur, pero además ya solicitó ingresar Reino Unido y siempre está latente el retorno de Estados Unidos. Asimismo estamos haciendo intensas gestiones con los países del sudeste asiático, un mercado de 700 millones de personas con un consumo anual de tres kilos per cápita que crecerá rápidamente. Hoy ya representan el 6% de las importaciones mundiales de carne y, en general, los aranceles no son una barrera. Hay si un desafío respecto al rito Halal que exigen y que estamos trabajando para poder cumplirlo. Por último, en base a un muy buen trabajo técnico del Ministerio de Ganadería y diplomático del embajador César Ferrer, con Japón estamos muy avanzados en obtener la habilitación para exportar lenguas, lo que representaría un gran logro. Vale aclarar que todas estas gestiones se hacen en apoyo al trabajo de los verdaderos responsables de la inserción internacional que son los ministerios de Relaciones Exteriores, Ganadería y Economía y Finanzas, con quienes interactuamos de forma regular en el ámbito de ProCarnes.

-Ud. adelantó que habrá cambios en el Indicador del Novillo Tipo. ¿Cuáles son y a qué se deben?

-Sí, se viene el Novillo Tipo 2.0. Como todo índice no se puede tocar todos los días, porque perdería valor a la hora de comparar, pero la versión actual ya cumplió 15 años y en ese tiempo se han generado cambios en el peso promedio del novillo, que pasó de 480 kgs. a 520 kgs. o algunas partes del mismo que no tenían valor y que, actualmente con Asia como principal destino, hoy lo tienen, y eso influye. Eso llevó a que el Valor Agregado Industrial empezara a lucir inconsistente y, por eso, decidimos hacer un up grade de la herramienta.

-¿Cómo evalúa el proceso de discusión en los Consejos de Salarios?

Yo entiendo que la huelga, el paro, es la principal herramienta a la hora de negociar y reivindico ese derecho. Además, vale aclarar que los trabajadores merecen todo nuestro respeto. No se trata de un grupo de haraganes reclamando que los mantenga el Estado, son personas que se levantan todos los días para salir a trabajar y mantener a sus familias. La negociación colectiva es un buen sistema, pero debe regirse por reglas claras y justas. De otra manera, se convierte en un ámbito de imposición. Debo reconocer que en esta ronda sentí que “no todos somos iguales ante la ley”, como pretende la Constitución. De ser así, los productores perjudicados tendrían una contraparte a quien reclamar las pérdidas sufridas.

-¿Lo dice por la falta de aviso previo a los paros?

-En el proceso se tomaron medidas que consideramos abusivas y eso nos llevó a solicitar que el Parlamento acelere el tratamiento del proyecto de ley que obliga a los gremios a tener personería jurídica. No es lógico que las empresas deban retener por ley la cuota sindical y volcar todos los meses una montaña de plata a una organización sin ningún tipo de control de parte del Estado y sin responsabilidades en lo civil. Por suerte, hoy el proyecto ya cuenta con media sanción. Entiendo que todo tiene un límite, en cualquier negociación lo hay. Permitir que se trasladen los ganados hasta el frigorífico y después decretar el paro no debería formar parte del menú de medidas posibles. Dejar carne colgada, retirar las guardias, sin dejar siquiera la necesaria para alimentar el ganado en los corrales, demuestra que no se consideró ningún tipo de límite. El bienestar animal es uno de los diferenciales con los que cuenta nuestro país, y afectarlo tiene un costo, de la misma manera que los productores, sin tener ni arte ni parte en la negociación, debieron asumir importantes pérdidas económicas que, como ya mencioné, no tuvieron a quien reclamar.

-Previo al acuerdo en el Consejo de Salarios, Ud. exigió que se negociara sobre números objetivos…

-Lo que uno espera de estos procesos es un análisis responsable. Sobre el final de las negociaciones, autoridades del Ministerio de Trabajo recurrieron a INAC para conocer los números reales de la industria frigorífica. Nos hubiese gustado que estuvieran sobre la mesa desde el primer día y que la negociación se realizara sobre bases ciertas. La lógica de más salario sin bases económicas reales sólo conspira contra el empleo. No podemos mirar solo la facturación bruta, sino que se debe trabajar sobre los resultados reales. La opinión pública escucha todos los días que se alcanzan récords de faena, récords de precios y eso lleva a pensar que la industria “la está juntando con pala”. Los números reales dicen que los frigoríficos acumularon cinco ejercicios de pérdidas. El último, finalizado el 30 de septiembre, seguramente revirtió la tendencia y será una buena noticia de confirmarse, pero aún no tenemos los datos finales. No hay que olvidarse que, en medio de estas ventas extraordinarias, el sector exportador debió afrontar una crisis logística de contenedores y fletes marítimos que multiplicó los costos y aun no terminó.

-¿Cómo reaccionaron productores e industria después del conflicto?

-El primer comentario que escuché tras la firma del convenio fue que “hay que fomentar la investigación para robotizar la faena”. Eso nos debe preocupar tanto al gobierno como a los trabajadores. Hay un equilibrio que si se rompe no le hace bien a ninguna de las partes.

Hay que mirar ejemplos; más del 25% de los cueros vacunos se exportan crudos, sin agregar mano de obra y las pocas curtiembres que quedan subsisten agregando el mínimo posible de valor. Los cueros ovinos se muelen y entierran ya que no existe demanda por ellos desde hace varios años. De las textiles ni hablemos… ¿eso queremos? Personalmente me preocupa que no se hizo ninguna mención a los puestos que se perdieron durante la pandemia o antes, durante el último gobierno.

No adhiero a la lógica sindical de pedir salario sin mirar a los que quedan atrás. Por suerte hoy estamos con una desocupación a nivel país mucho menor a la que heredó este gobierno. Pero hay que seguir generando empleo, no podemos dejar a nadie por el camino.

Tampoco es cierto que los trabajadores no se beneficiaron con el crecimiento de la faena de este año. Por cada uno de los 2,6 millones de animales faenados cobraron un extra importante sobre el jornal. La incidencia de los salarios sobre los costos industriales se mantiene entre el 47% y el 48% de los mismos.

-¿Qué mensaje le dejaría a la cadena cárnica para 2022?

-Si me permite, voy a responder como productor. Me gustaría que cada uno, desde su lugar, dé un paso más en la medida de sus posibilidades. El 1º de marzo de 2020, el campo se volcó a Montevideo para dar apoyo a las nuevas autoridades. La imagen de esos miles de jinetes en las calles de la capital quedó grabada en la retina de todos los uruguayos. Quedó claro durante la pandemia, una vez más, que el campo es la locomotora de la economía, pero hace falta más. Sin excesos, cada uno sabe lo que puede o no puede hacer en su campo. El paquete tecnológico está disponible: destete precoz, destete parcial, rotativos, revisión de toros antes del entore, suplementación estratégica, praderas, verdeos... Reitero, cada uno sabe. Necesitamos más kilos de terneros, necesitamos una recría más eficiente que nos permita continuar con el proceso de baja de la edad de faena y una carcasa más pesada en el gancho. Las certezas que se reclamaron durante tantos años están dadas. No se habla de agregar impuestos y la exportación en pie no está cuestionada. Contamos con un gobierno que nos acompaña en el esfuerzo. Hay que mirar para adelante.

-¿Se está pensando en bajar el costo INAC a la cadena?

-El INAC se financia por medio de una alícuota fija del 0,6% a las exportaciones y un 0,7% del mercado interno. Eso fue establecido hace muchos años pensando en volúmenes de exportaciones y precios muy distintos a los actuales. Fue así que, durante la última década, el Instituto acumuló reservas más allá de lo lógico y aconsejable.

Si bien las circunstancias determinaron que debido a la emergencia sanitaria se volcaron esas reservas al Fondo Covid y al Instituto Nacional de Alimentación, cosa que se hizo con el voto unánime de los delegados de las gremiales integrantes de la Junta, la misión del INAC no es esa.

Por esta razón, en el entendido de que el comercio continuará en aumento y por ende también la recaudación, se trabaja en una propuesta para cambiar la ley y transformar la alícuota en móvil. De esta forma, en base a parámetros objetivos y a sugerencia de la Junta del Instituto, el Ministro de Ganadería podrá determinar la reducción de la misma anualmente dentro de un rango que hoy implicaría un 20% de los ingresos.

-¿Ese menor ingreso no afectará otras funciones de INAC, como la promoción de las carnes en el exterior, por ejemplo?

-No, eso no impedirá que el Instituto redoble esfuerzos por cumplir su función histórica de promoción de las carnes. Hoy disponemos de una oficina en China, con personal local, la cual debemos potenciar para atender de forma directa toda Asia, evitando así las distancias geográficas y de huso horario, pero mucho más importante aún, las distancias culturales, generando empatía y confianza.

Por otro lado, tampoco podemos descuidar el control de los procesos industriales, mostrando la transparencia del sistema y asegurando la competencia leal. Para eso, el INAC debe seguir siendo el proveedor de información detallada y confiable, gestionando la misma para incrementar las ventajas competitivas de la cadena.

Pablo D. Mestre es editor de Rurales. Ingresó a EL PAÍS en el año 1981. Primero desempeñó tareas en el Departamento de Corrección y luego, desde el año 1992, pasó a integrar la Sección Rurales donde fue periodista, productor comercial y hoy se desempeña como Editor. Además, fue fundador y Director de La Vanguardia Melense, trisemanario que se publicó en el departamento de Cerro Largo durante una década. Es también socio director de Mesol Comunicaciones, empresa que lleva adelante, en sociedad con el diario, el Portal Rurales El País y diversas actividades en el sector agropecuario. Es también codirector del programa #HablemosdeAgro que se emite los domingos en Canal 10.

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