Apuestan a uso “seguro, correcto y crítico” de productos.
Dron en el campo. Foto: www.ohmygeek.net
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca comenzó a exigir receta profesional obligatoria para la compra de tres insecticidas nacionales e importados.
A través de una resolución, la Dirección General de Servicios Agrícolas, apuntó al uso “correcto, seguro y criterioso” de los insecticidas, según remarcó el director esa repartición del MGAP, Federico Montes.
La exigencia de receta profesional rige para los insecticidas: Neonicotinoides formulados a partir de los ingredientes activos Clotiadinina, Imidacloprid, Tiametoxan y Clorpirifos.
Los tres primeros han sido señalados en informes de la EPA (USA) y EFSA (Unión Europea) como potencialmente riesgosos para la producción apícola si no de manejan adecuadamente.
El Clorpirifos, además de estos efectos y otros en el medio ambiente, se ha asociado a peligros para la salud humana. En Uruguay, el CIAT (Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico) informó incidencias en intoxicaciones involuntarias y en intentos de auto eliminación.
Sin embargo, los Neonicotinoides “por su alta efectividad en el control de plagas y su baja peligrosidad para el hombre” se destacan en el desarrollo de muchos cultivos de importancia económica y para la seguridad alimentaria del país. Montes subrayó que la receta profesional implica que estos productos no están a la fecha en venta libre sino que es necesario para su uso la recomendación bajo receta de un profesional.
En ese sentido el jerarca del MGAP explicó que se trata de fortalecer el uso responsable de agroquímicos así como apostar a las buenas prácticas agrícolas.
En cuanto a la evaluación aseguró que la medida ha tenido muy buenos resultados y que junto a las sustituciones de agroquímicos en 2016 y la promoción de los controladores biológicos se suma al compromiso asumido en el Plan Nacional Ambiental.
A su vez, Uruguay también busca quitar plaguicidas de varios productos y apuesta al control biológico de algunas plagas. Hace años que en la producción de frutas y hortalizas se redujo fuertemente el uso de insecticidas a través de métodos de confusión sexual que evitan la reproducción de algunas plagas en los montes frutales.
A su vez, fortalece la polinización de los montes a través de insectos benéficos como las abejas, que han sido diezmadas en los últimos años como consecuencia del uso inapropiado de insecticidas y la crisis que vive el sector en sí mismo.