Las lluvias imposibilitan entrar al campo a ver cultivos.
Campos agrícolas bajo agua por excesos de lluvias. Foto en Twitter de Alfredo Lago (@FreddyLago).
Pablo Antúnez
En la mayoría de las zonas agrícolas y especialmente en las áreas que recibieron mayor nivel de lluvias, todavía no se pudieron evaluar los daños en las sojas de segunda. Muchos de esos cultivos fueron literalmente “lavados” por las lluvias y en algunos casos, como en el este del país, fueron arrastrados por las crecidas.
Gran parte de las sojas de segunda que debían ser replantadas, no pudieron pasarse a maíz, porque se estaba en las fechas límite de siembra, complicando más los números de las empresas agrícolas, que el año pasado enfrentaron la peor zafra de la historia, con rendimientos que, en muchos casos, fueron la mitad de los que se levantan en un año normal.
“Es imposible hacer una evaluación de daños porque gran parte de los productores no pudieron ni entrar al campo para ver los cultivos”, contó el empresario Juan Foderé, uno de los principales de Fadisol S.A., admitiendo que en Colonia llovió bastante menos que en otros departamentos, por lo tanto, la situación es bastante menos complicada.
Las lluvias también complican retomar los distintos trabajos sobre los cultivos y mucho más las resiembras.
Foderé consideró que a nivel país, en esta zafra “debe haber un 30% del área de soja que está excelente (generalmente es soja de primera), otro 30% o 40% que está en buenas condiciones y el restante 30% se ve muy complicada”. Por consiguiente, habrá que esperar a ver cómo evoluciona el cultivo en lo que queda del verano y especialmente en el otoño.
“Todo lo plantado en diciembre está en veremos por las lluvias. Todo lo que se plante ahora es con un alto riesgo”, aclaró Foderé.
Se estima que el área de soja quedará por debajo de las 1.000 hectáreas, con predominancia de las sojas de segunda (detrás de los cultivos de invierno). Esas áreas son las más problemáticas, porque las áreas de primera son las que están excelente y con buenos avances.
Mientras tanto, en Argentina, las inundaciones en la región central desde comienzo de año causaron pérdidas por US$ 2.000 millones, según evaluó la Confederación de Cooperativas Agropecuarias Coninagro.
En contraste, Argentina había sufrido en 2018 la peor sequía en 50 años con pérdidas por casi US$ 6.000 millones, especialmente en soja y maíz. Según el informe de Coninagro, 2,4 millones de hectáreas sembradas con soja permanecen inundadas y la zona más afectada es la pampa húmeda.