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Ismael Turbán: “Latinoamérica y EEUU están llamados a alimentar al mundo”

Entrevista con el consultor agrícola uruguayo

Ismael Turbán
Ismael Turbán

Ismael Turbán, en diálogo con Rurales El País, dijo que la época del boom de la soja colaboró con la profesionalización de la actividad agrícola y la intensificación de la ganadería, pero celebró que hoy hay varios cultivos competitivos y viables. En inserción internacional, celebró la búsqueda de bajar aranceles pero valoró “el hecho de trabajar en nuevos mercados”, y en los precios de la carne dijo que “van a ser buenos, quizás no los picos que tuvimos”.

-Usted estuvo un tiempo trabajando en Brasil, ¿qué ideas podríamos copiar o cuáles aspectos está bueno imitar?

-Estaba en el Mato Grosso que son realidades diferentes, pero siempre hay que mirarlos porque cuando uno ve las ecuaciones de costos en general y como varían, hay cosas interesantes. En su momento la logística para ellos era lo más difícil, y para ser más eficientes y bajar costos hicieron algunas reformas. Nosotros tenemos la ventaja competitiva de tener puerto a 300 kilómetros en promedio, pero ellos estaban a 2000 km o 2500 km, por eso hicieron ferrovías o llevaron plantas de crushing o etanol, lo que permitió el crecimiento del maíz. Antes había un millón de hectáreas de maíz y hoy están cerca de los 4 millones, en función de que se viabilizó el cultivo de esta forma. Hay que trabajar mucho incluyendo la tecnología para bajar esos costos, en Brasil lo hacen mucho. Tecnología de digitalización y de gestión, lo que permite ser más eficiente en costos y eso da competitividad.

- Algunos países de Europa miran algo desconfiados a Brasil por su forma de producir. ¿Esto es exagerado? ¿Allí Uruguay puede diferenciarse?

-Como ven a Brasil lo veo un poco exagerado. No ayudó mucho tampoco la actitud y la postura en el último período para mostrar lo que se estaba haciendo. Brasil tiene un código ambiental muy estricto donde por supuesto siempre hay ilegalidades, y en un país tan grande como ese el control capaz es lo que quedó más laxo en el último tiempo. Este código ambiental exige áreas de preservación permanente. En Mato Grosso, en promedio un 70% es explotable y un 30% es zona de reserva, donde ni siquiera pueden ingresar las personas. En la parte amazónica ya es casi 50% y 50% y en el norte se acrecienta más. Pero siempre se politiza, hay intereses económicos y hay que ser y parecer. Han hecho muchas cosas buenas en los últimos 20 años y ha sido difícil de mostrar. Uruguay tiene el diferencial de su tamaño, a escala es controlable y tiene una imagen internacional buena. Permite desarrollar cadenas como la del arroz, la de la carne, potenciarlas. Ahora pasa también lo de la canola, fue la cebada. Uruguay exportó 350.000 toneladas de carne y festejamos, Brasil casi sin darse cuenta está llegando a los 2 millones de toneladas: a volumen no competimos, pero sí podemos diferenciarnos en la calidad, en el ambiente, lo mismo en producción de granos.

- Cómo ve el potencial de Sudamérica en la producción de alimentos?

-El productor de alimentos del mundo es América, contando a Estados Unidos. No hay muchos lugares con este crecimiento en producción en los últimos 20 años y la demanda es cada vez mayor. En el mediano plazo sin dudas que los países de Latinoamérica y Estados Unidos están llamados a alimentar al mundo, con la responsabilidad alimentaria de la población creciente y la demanda de alimentos. Otras opciones como puede suceder con África, por razones de cultura y otras queda muy lejos. Ya vemos que hay problemas en Europa Oriental para dar certidumbre y la seguridad la está dando esta región del mundo, que da respuestas año a año y va incrementando la productividad en todas sus áreas, con crecimiento en Paraguay, en Bolivia, en Colombia. Ojalá Argentina vuelva a estar. Estos países son cada vez más observados por otras regiones, no solo China si no el resto de los países de Oriente y de Europa.

-Hablemos de competitividad: por un lado costos altos y por otro un dólar que se ha debilitado…

-Las dos cosas están vinculadas. La realidad es que hay un cambio en la apreciación de la moneda. Uno entiende que si uno devalúa genera inflación y es un círculo vicioso, es una cosa atrás de la otra y no se cura corrigiendo artificialmente la moneda. Es difícil generar reformas grandes y hay poca gente dispuesta a hincarle el diente, a la muestra está con la reforma de previsión social o de la enseñanza las dificultades para tocar temas en serio y la estructura de costos: imagínate hacer una reforma administrativa en serio. Creo que sería viable, pero no es socialmente bien aceptado. Me gustaría un dólar más arriba, pero hay que ver cómo se hace.

-¿Cómo analiza los intentos de este gobierno de mejorar la inserción internacional?

-Es fundamental poner mucho esfuerzo en eso. Por un lado están los aranceles, hay mucho dinero y cuando hablamos de competitividad es muy importante bajarlos. Pero por otro lado tenemos el hecho de poder trabajar en nuevos mercados. En Brasil tenían problemas similares y abrieron una oficina en Singapur con una persona full time trabajando en abrir mercados: y lo hicieron los propios productores para mostrar por qué el algodón brasilero es diferente y deberían comprarlo. Hay que seguir trabajando para acceder a nuevos mercados, sobre todo en esas regiones donde el consumo es alto y mejora la calidad de vida.

- Usted también está con emprendimientos en ganadería en Uruguay, ¿cómo ve el precio del ganado?

- Está buscando un nuevo balance. Tuvimos un pico que no fue real, pero tampoco es la realidad de hoy. Los precios van a ser buenos, aunque quizás no tan buenos como algunos picos y las condiciones se van a balancear nuevamente. También está el valor de los granos, que acá y en el mundo están altos y la proteína es cara, entonces el mundo produciendo a este nivel de precios necesita aumentar los precios de la carne. No sé si en uno, dos o tres meses, pero esto va a corregir porque no es solo un fenómeno local sino internacional.

“El boom de la soja trajo una mejora profesional”

-Usted estuvo muy vinculado a la empresa El Tejar en la época del boom de la soja y los pooles de siembra en Uruguay. ¿Cómo recuerda esa época?

-Fue una época importante, salíamos de una crisis grande, hubo un ingreso de capital que permitió un desarrollo muy fuerte. Después, con la caída de la soja se hizo un sistema más sano, donde se diversificó más tanto en productos como en productores, pero en esa etapa se adquirieron ganancias como que se profesionalizó mucho la actividad agrícola, colaboró con la intensificación de la ganadería, tanto en edad de faena como la de primer parto y otros aspectos que se modificaron en función de las consecuencias de ese crecimiento. Si bien no se mantuvo el área de cultivos, sí se mantuvo la de pasturas y permitió al país dar un salto productivo sustancial. Esos años dejaron el beneficio de que muchas personas eran contratistas o pequeños productores y hoy son productores sólidos. Otros se capitalizaron y transformaron eso en ganado, lo cual permitió crecer el complejo ganadero, y en otros casos hubo zonas que quedaron con una estructura de servicios que permitió desarrollarse mejor.

-Se habla mucho de los aprendizajes de la época, como de no ir al monocultivo de soja y otros temas de manejo. ¿Fue así?

-Hay un tema comercial y productivo: en aquel momento la soja hacía una gran diferencia, no existía la canola que por suerte hoy su desarrollo trajo un gran avance ni el maíz de segunda que se fue desarrollando también como alternativa, y lo veo positivo en estos ciclos agrícolas. Hoy también debemos estar alerta en trigo y cebada porque venimos de 3 años “Niña” y pueden venir primaveras húmedas, algo complejo para estos cultivos. La gran fortaleza del sistema es justamente que hoy hay varios cultivos competitivos y viables, en aquella época la soja tenía una gran diferencia y si bien había doble cultivo con trigo y cebada la proporción era mucho menor: por la diferencia y por el riesgo.

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