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Habría un descenso en el área de arroz para la próxima campaña

El costo por hectárea escaló a los US$ 2200, un 15% por encima que la zafra anterior

Arroz, cosecha de arroz

El sector arrocero experimentó una mejora considerable en los últimos años luego de varias zafras complicadas, con números en rojo, productores que abandonaron el rubro, deudas refinanciadas e indudablemente un descenso en la superficie implantada.

En la zafra 2020-21, el precio definitivo por la bolsa de 50 kilos de arroz sano, seco y limpio fue de US$12,35, siendo que en el provisorio se había situado tan solo 5 centavos de dólar por debajo de este. Un fortalecimiento en el tipo de cambio, una demanda mayor a nivel mundial como consecuencia de alteraciones a raíz de la pandemia y altas producciones a nivel nacional, traccionaron al sector a una nueva realidad muy necesaria para su supervivencia.

Para la fijación del precio provisorio de la última campaña, es decir la 2021-22, cosechada a inicios del presente año, la industria y la Asociación de Cultivadores de Arroz no llegaron a un acuerdo. Tras ser consultado en Asamblea General Extraordinaria, los productores decidieron no aceptar los US$ 11,20 por bolsa que ofrecían los molinos, por tanto al 30 de junio no se llegó a un precio provisorio consensuado. Como el depósito debía hacerse a esa fecha y la tabla de desacuerdo brindaba distintas oportunidades a la industria, estos últimos decidieron depositar los mencionados US$ 11,20 al productor, pero con un dólar de préstamo.

A lo largo del desarrollo de la comercialización de arroz de esta última campaña, aspectos como la logística internacional, el encarecimiento de costos y fletes, la decisión de Irak de comprarle arroz a Tailandia y una disminución del tipo de cambio incidieron de sobremanera.

Este aspecto, de cara a la siembra de primavera y ni que hablar al precio definitivo de inicios del próximo año, frena ese empuje del sector que se venía mencionando. Al día de hoy, el tipo de cambio ha bajado con respecto a meses anteriores, la inserción en los mercados internacionales es más desafiante, los costos por hectárea han crecido y se terminó pagando más de 1 dólar menos por el precio provisorio con respecto a la campaña pasada.

Este combo conformado estipula que, si bien no hay datos oficiales por parte de la cadena, habría una intención de siembra que en el mejor de los casos se mantendría rondando las 163.000 hectáreas implantadas el año pasado, pero que es proclive a mostrar un descenso, tal vez de un 5% o incluso mayor.

El ánimo del productor ha sido afectado por el precio provisorio recibido, y a esto se suma un tipo de cambio más débil y un incremento en los costos. Se estima que sembrar una hectárea de arroz hoy ronda los US$ 2200, lo cual muestra un incremento de un 15% frente a la zafra anterior, según datos confirmados por Alfredo Lago, presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz. Recordemos que el arroz es un cultivo 100% regado en nuestro país, y gran consumidor de energía, combustible y mano de obra, costos que se pagan en pesos.

Como contrapartida, el aspecto positivo del momento es que las lluvias del mes de julio, con acumulados de hasta 300 mm en algunas cuencas arroceras del territorio, permitieron un buen llenado de agua en las represas, completándolas en casos y en otros mejorándolas de sobremanera. A modo de ejemplo, el norte del territorio, zona especialmente afectada por los últimos dos años con déficit hídrico, registra un 85% en promedio de llenado en sus fuentes de riego. Con el centro del país sucede algo similar al tiempo que en el este, donde se nuclea la mayor superficie del cereal, la situación es diferente por nutrirse fundamentalmente de la cuenca de la Laguna Merín.

Como resumen, el sector vuelve a atravesar un período de grandes desafíos. Mientras la cadena agroindustrial termina de definir las razones por las cuales en un año la bolsa bajó más de 1 dólar, con números enseñados por la industria que contrastan con una expectativa considerablemente más alta por parte de los productores, el tipo de cambio y los costos completan un paquete que presiona a la baja el área de un cultivo tan importante para el país, especialmente desarrollador de las zonas más rezagadas.

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