La siembra de verano, por si fuera novedad, ha dependido en gran medida de las precipitaciones y la humedad en el suelo que, por si fuera novedad también, han sido escasas para lo que se precisaba.
En el mes de setiembre se comenzó con la siembra de maíz de primera, el cual se espera represente un 20% del área total, confirmando la tendencia de los productores a inclinarse por siembras de segunda o tardías. La falta de lluvias y el déficit hídrico marcaron que se frenen los trabajos, y prácticamente se retomaron en el mes de diciembre, acumulándose con las mencionadas siembras de segunda en todo el país.
En el caso de la soja el panorama fue similar, y si bien las implantaciones fueron de buenas a muy buenas, el faltante de agua complicó la situación.
Según el último informe de URUPOV sobre teledetección de soja, que es preciso recordar, se implantaron 1.165.000 hectáreas en la última campaña, con un 60% de esas chacras ubicadas en Soriano, Colonia, Río Negro y Paysandú. Ya en la zafra pasada, la superficie había crecido un 8% frente a la anterior, pero para esta se espera otro aumento de entre un 5% y un 10%. A ese respecto, es preciso decir que en los últimos 6 años hubo 2.700.000 hectáreas que fueron al menos una vez soja, y se agruparon en unos 13 suelos Coneat. De esos 13 suelos, hay 2.150.000 hectáreas que no se han usado aún.
Implantaciones
En el centro del país, las implantaciones fueron buenas. “Las sojas de primera están en V4 o V5 y están lindas, no les sobra agua pero la llevan bien y las de segunda tempranas en V3 o V2 se han implantado sin problemas, están muy buenas, con un alto porcentaje de logro, mayor al imaginado por la falta de agua”, expresó Tomás Molina, productor agrícola ganadero de Flores, departamento que se ubicó en el sexto lugar en cuanto a cantidad de hectáreas de soja en la última zafra.
Para el maíz, es más pequeña la superficie en esos campos mixtos, donde alterna la agricultura con la ganadería y donde los cultivos de invierno tomaron un rol preponderante. “Los maíces de primera inician la floración en breves y ahí si es más complicada la demanda de agua porque son plantas más grandes, y el desafío es tener lluvias más o menos de importancia para la etapa crítica”, agregó Molina.
En Soriano, departamento con mayor área, el panorama es parecido. “En soja tenemos el 100% del área sembrada, y la totalidad de la de primera se pudo implantar en noviembre, al tiempo que en diciembre completamos”, dijo Leonel Passarino, productor agrícola ganadero de Soriano. “Para el maíz fue dispar porque empezamos con lo de primera en setiembre, y el resto lo terminamos ayer, si bien tenemos el 100% del área implantada”, añadió.
En la oleaginosa están el 100% de los cultivos nacidos, y hay una chacra bajo riego floreciendo, la cual es la que está más complicada con el agua.
“El Arroyo del Águila está 40 cm más abajo que en la seca de 2018, así que tenemos muy poca agua: si prendemos dos equipos de riego capaz ya nos quedamos sin”, remató.
Ya con la totalidad del área implantada y nacida, salvo alguna excepción del maíz de segunda, los cultivos de encaminan en una zafra que ajustó con un leve crecimiento de área, a la espera de lluvias que colaboren con el proceso productivo.