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Sentido dolor en todo Uruguay ante el deceso de Alberto "Toto" Gramont

En las últimas horas del domingo falleció Alberto "Toto" Gramont, reconocido productor agrícola ganadero, pero además una persona apreciada en todo el país por su generosidad y visión no sólo de los negocios agropecuarios.

A modo de homenaje, transcribimos la última entrevista, realizada por el Ing. Rafael Tardáguila para la edición del mes de julio de la revista "Negocios Rurales" de la Asociación de Consignatarios de Ganado, que se distribuye con El País.

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Encastre 1: Con los precios que se están manejando queda más que claro que el negocio está muy comprometido   Alberto Gramont: "hay gente que no puede plantar soja en el norte porque llevarla a Nueva Palmira le sale carísimo, no es viable".

 

"A Uruguay hay que reacomodarlo con mucha paciencia y conversación"

 

El productor agrícola del departamento de Río Negro dialogó con Negocios Rurales acerca de su visión sobre la actual coyuntura productiva y sus perspectivas

 

En una zona como esta de Young, en la que la agricultura fue un espaldarazo durante muchos años, ¿cómo se observa el cambio a nivel de precios agrícolas y la relación respecto a los demás rubros?

Es una situación muy compleja. En nuestro caso particular, en lo que a soja respecta, tenemos un costo de US$/ha 800, sin tener en cuenta el arrendamiento. El maíz tiene un costo de US$/ha 1.110 – 1.200, con los precios que se están manejando queda más que claro que el negocio está muy comprometido.

 

¿Entonces el propietario del campo tiene que obtener un rendimiento por encima de los US$/ha 2.500 de soja?

Exacto, bastante más que eso incluso. El año pasado logré vender la soja en Young a US$/ton 510 y este año vendiendo bajo las mismas condiciones el precio es de US$/ha 310, es un panorama muy complicado.

A nivel de la ganadería no veo que nadie esté alegre, tiene un mejor panorama que la agricultura, pero también con la situación actual de seca el panorama no es alentador. Para el campo es un año negro.

A nivel climático algunos reportes regionales indican que será un año muy similar a 2009, con lluvias desde setiembre a marzo, lo que para el campo natural sería espectacular, pero complicado para la agricultura.

 

¿Algo de eso ya se nota en lo que tiene que ver a cultivos invierno?

Sin duda, ya se observa, no solo una caída en el área sino en los trigos ya implantados, donde hay zonas en las que nació y otras que no. Así el clima acompañe un poco más, la producción de trigo de esta zafra no podrá satisfacer la demanda del mercado interno, queda mucho trigo de zafras anteriores, embolsado y que habrá que mezclarlo porque la calidad no es buena.

Por eso es que digo que a la agropecuaria en general la veo muy tensa, tanto este año e incluso el que viene y probablemente tengamos otros dos años difíciles más hasta que vuelva a verse un reacomodo. Se nota a nivel de inversiones, tanto productivas como de infraestructura, porque es un momento para limitar los gastos.

 

¿Qué se puede esperar en cuanto a área de soja para la próxima zafra?

Se va a ver una recomposición muy interesante a nivel de campos destinados a agricultura. Nosotros particularmente vemos que el área de soja podría llegar a bajar 300 mil hectáreas. Hay que ver qué sucede con esos campos, que estaban arrendados y que tal vez podrían volver a ganadería, pero que el propietario no cuenta con el dinero para hacer la inversión necesaria en pasturas, alambrados, animales, etc.

 

¿Usted bajará el área de soja?

No, sigo adelante con el mismo plan de siembra hecho el 29 de abril, la misma área del año pasado.

 

¿La agricultura volverá a ser una actividad más bien para el propietario del campo?

Mientras sigan estos precios seguramente así será.

 

Teniendo en cuenta ese escenario, ¿cuál es la estrategia para poder atravesarlo?

En mi caso particular, viendo cómo estaba la situación de algunos proveedores, que tenían necesidad de seguir dinamizando el mercado a nuevos valores, optamos por cambiar todo el parque de maquinaria, porque las empresas prefieren vender a menos valor antes de quedarse con la maquinaria guardada durante quién sabe cuántos años.

 

Peor su estrategia ahí no fue cuidar los costos.

No, acudí a la caja generada de otros años, porque es necesario actualizarse para seguir produciendo y saber aprovechar las oportunidades, por eso digo que le eché mano a la ‘chanchita’ y espero que esté preñada con 12 lechones (risas).

 

¿Cómo imagina esta zona, que es una zona mixta, dentro de 4 o 5 años?

Hace casi dos años, en el marco de la Expo Prado, me tocó hablar acerca de esto mismo, a un nivel más general. En ese entonces dije que el mejor negocio serían los lácteos y la carne. Hoy veo que me equivoqué en un 50 %, porque la lechería tuvo una caída muy significativa, impulsada por la baja de los precios de los granos que incentiva a un aumento de la producción. Pero la carne sigue siendo un buen negocio porque la clase media mundial viene creciendo 12 % más que lo que lo hace la población mundial. Esa población que pasa a ser clase media demanda carnes rojas y se vio con el aumento del valor medio de exportación durante todo este período. Es una lástima que en Uruguay no se aumente el nivel de faena por decisiones industriales, que muchas veces llevan a que se vaya casi 25 % del total de la faena en exportación de ganado vivo.

 

¿Pero en un momento como este, no es indispensable tener una puerta de ese tipo abierta?

La puerta estaba abierta ya, con pasto o sin pasto lo que salió, salió igual y para mí es un crimen que eso se dé en este país. Yo no digo que el Estado deba meter la mano, lo que hay que hacer es que la industria frigorífica dé señales para que no se exporten esos terneros en pie.

 

¿Cómo se puede lograr eso?

Habrá que buscarle la vuelta, habrá que conversar con ellos, algo hay que hacer y eso se acomoda dialogando. Es así, en todos los niveles, productores, industria e incluso los gremios. Con gente que se pueda conversar.

 

¿Cómo observa el negocio del feedlot, teniendo en cuenta que fue uno de los pioneros en esa producción en Uruguay?

Volvimos a sacar números, todos los años lo hacemos. Yo cerré el corral en 2007, cuando sacábamos entre 9.000 y 10.000 animales gordo por año, y este año tampoco me dan los números para volver a abrirlo. Porque mi estructura es para los 365 días del año, no me gusta producir y parar, y en ese esquema no daban los números, por eso decidí dejarlo cerrado por el momento.

 

¿Cómo está viendo estos primeros meses del nuevo gobierno?

Lo estoy viendo mejor de lo que esperaba. Con Astori tuve un buen vínculo hasta octubre de 2013, en tres oportunidades estuve reunido con él y me pareció una buena persona. A Vázquez lo conocí en el año 2003 y no le he visto más. Los veo bien porque, siempre he dicho, hay que ir con cautela y tener austeridad en los gastos y tal vez ellos no creían que se fueran a encontrar con lo que se encontraron a nivel administrativo.

Se ha hablado, se han tratado y se han abordado todos los temas que preocupan al país, con la excepción de la cantidad de funcionarios públicos que han ingresado al Estado.

Falta atacar aspectos fundamentales y que siempre se reclaman por parte del sector productivo, como las obras, ya sea por el lado de AFE o a nivel de infraestructura vial, para que el país produzca más. Ahora se tienen que hacer las inversiones necesarias para acompañar el crecimiento que el país ha tenido durante todos estos años.

Se van dos empresas lácteas y eso hace que sea muy difícil que vengan nuevas inversiones, para cualquier rubro, porque el país es muy caro. A Uruguay hay que reacomodarlo con mucha paciencia y con mucha conversación, porque es un país espectacular que creo que se puede acomodar y muy bien.

 

¿Arrancando por dónde?

Yo empezaría con la agropecuaria, el 76 % de lo que el país exportó en 2013 salió de la tierra, como commodity o manufactura. En 2014 ese número fue 80 %, y desde el Gobierno no se le da la importancia que realmente tiene la tierra.

 

Pero el crecimiento del sector, más allá de la atención no del Gobierno, ha sido espectacular.

Totalmente, pero hay que tener en cuenta que la energía es cara, sale mucha plata, sean combustibles o energía eléctrica. No se puede pagar un gasoil a US$ 1,60, los fletes son muy caros, hay gente que no puede plantar soja en el norte porque llevarla a Nueva Palmira le sale carísimo, no es viable. Mover un camión da mucha pereza.

Hay que darle más viabilidad a la producción agropecuaria.

 

¿Falta conciencia?

Falta mucha conciencia, hay que atacar las necesidades por el lado de achicar costos y atender las inversiones en infraestructura. Hay que darle la importancia que merece al sector agropecuario.

 

Una idea que “no caminó”

¿En qué quedó aquella idea de hacer un frigorífico de productores, manejada por usted el año pasado?

Fue algo que no caminó, porque no se encontró voluntad de parte de otros productores. Es muy difícil hacer que los productores ganaderos se asocien en forma de cooperativa y poder de esa manera hacer un frigorífico.

 

¿Entonces esa idea no caminó?

Por el momento no. Creo de todas maneras que los productores ganaderos no tienen otra salida. Habría que hacer algo. En la época de Mujica, con quien yo tenía una muy buena relación, se habló de que incluso el Estado pudiera participar. Logré acceder a datos que demostraban que los ingresos de la industria eran atractivos para un proyecto de este tipo, pero quedó todo en la nada.

En algunos países como Nueva Zelanda muchos frigoríficos son cooperativas de productores y funcionan muy bien.

 

 

 

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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